La mirada mutua prolongada o contacto visual con el adulto aparece en el bebé con desarrollo típico a partir del tercer mes de nacimiento (Peeters, 2008) y constituye la base para la interacción social y la comunicación. Sin embargo, los niños con Autismo o con otros trastornos en el desarrollo tienden a no utilizarla por lo que es importante fomentarla en la etapa infantil.
Material
Utilizaremos cualquier juguete con el que le guste jugar al niño que este compuesto por diferentes piezas como puzle, encajable, piezas de lego, pinchitos, etc.
Metodología
Como metodología para esta actividad usaremos el refuerzo positivo y el aprendizaje sin error.
En primer lugar, cogemos el juguete que hemos seleccionado y lo ponemos a la vista del niño, entre el adulto y el niño (como aparece en la imagen). Colocamos delante de nuestros ojos o nuestra nariz una pieza del juguete para que el niño se vea obligado a mirarnos a los ojos para coger la pieza. Cuando consigamos su mirada lo reforzaremos verbalmente y le daremos la pieza. Al principio, si no conseguimos que nos mire de esta forma, para facilitar el aprendizaje sin error, podemos sujetarle la carita con las manos y dirigirla hacia nuestros ojos. Poco a poco se retirarán las ayudas a medida que el niño vaya mejorando su contacto visual.
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