Los niños comienzan a emplear los gestos al final del primer año con el objetivo de dirigir la atención del adulto hacia un objeto y para compartir el interés y la atención con otra persona. Supone un precursor de la Teoría de la Mente, ya que implica que el niño entienda que los demás son seres intencionales con estados mentales distintos al propio, por lo que es muy importante trabajarlo cuando no aparece de forma natural.
Material
Utilizaremos un libro que le guste ver al niño en el que aparezcan imágenes sencillas de identificar (por ejemplo: un libro con dibujos de animales).
Metodología
Como metodología para esta actividad usaremos el refuerzo positivo, modelado y aprendizaje sin error.
Colocamos el libro frente al niño de forma que adulto y niño puedan verlo. El adulto ha de señalar las diferentes imágenes que aparecen en el libro y nombrarlas: “¡Mira! ¡Un caballo!”. Al ser animales también se puede reproducir el sonido que imite cada uno y trabajar a la misma vez algunas vocalizaciones. El niño por imitación del modelo que presenta el adulto, aprenderá a copiar el gesto de señalar. Si por sí solo no es capaz de imitar este gesto, para favorecer el aprendizaje sin error habrá que proporcionarle los apoyos necesarios y retirarlos paulatinamente, por lo que cogeremos su manita para que haga el gesto. Inmediatamente después que consigamos que el niño realice el gesto (ya sea con apoyos o sin ellos) reforzaremos verbalmente la conducta.
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